Rosario Lamastra – Directora creativa
Arranca el tercer episodio de Tiene Chispa con Rochi Lamastra, fotógrafa y directora de cine y publicidad. Ella es de Buenos Aires, vive en Madrid y estamos en Café de París, en Vicente López, el barrio en el que creció. ¡Gracias por sumarte, Rochi!
No, a vos y por traerme también a este café que me trae muchos recuerdos. Como dijiste, vivo entre Madrid y Buenos Aires. No me gusta igual decir que vivo en una ciudad concretamente porque la verdad es que me siento muy presente en las dos, tanto a nivel personal como profesional. Ambas me potencian enormemente.

Madrid me da esa posibilidad de filmar en lugares que nunca imaginé, mientras que Buenos Aires me brinda proyectos que, por ahora, siguen siendo más grandes que los que podría tener allá.
¿Cómo llegaste a eso? ¿Cuándo te fuiste para Europa?
Al principio me fui pensando en hacer un curso de dirección de fotografía de un mes, para tener una excusa. Después vi que me encantaba Madrid y empecé a tejer eso entre las dos ciudades.
Con mucho orgullo puedo decir que, después de muchísimo esfuerzo, pude construir una base que me permite llegar a mi ciudad y poder trabajar casi enseguida. Lo valoro muchísimo y soy muy consciente de que no es algo fácil, no fue de un día para el otro. Primero dejé mi propio estudio audiovisual y compartí habitación con una amiga. Pero volver hacia atrás, a trabajar para otras productoras me liberó de responsabilidades y me permitió jugar más.
¿Y cuándo empezaste a interesarte por el mundo del cine y la fotografía?
Había una materia en último año de mi facultad en la que había que realizar un cortometraje y fue la única con la que conecté durante toda la carrera. Me fui a dormir pensando en la idea, la escribí y la intencioné mucho. Cuando eligieron mi guión entre cien alumnos fue increíble, lo dejé todo en ese corto.
También hubo otra materia en la que nos propusieron cubrir un evento de música y me apasionó sentarme a escribir esa nota. Si bien mi prioridad es filmar, en casi todos mis trabajos siempre involucro algo de texto. Es una impronta ya que tengan voz en off, me cuesta mucho hacer videos sin palabra detrás. Son textos que escribo yo, que se me dan fácil y siento que acompañan bien las imágenes.
Más allá de estas experiencias, siempre fue muy del hacer. Por ejemplo, hace mucho tiempo me iba de viaje con mis amigas y les ofrecía a las marcas hacer fotos llevándome su ropa. Me gustaba proponerles proyectos cuando todavía ni siquiera era conocido el concepto de los “influencers» y generar contenido. Hoy es normal, pero mirando hacia atrás me doy cuenta que ya lo estaba haciendo.
Y la verdad es que hoy en día cuando me preguntan “¿qué sos? o “a qué te dedicás?” o alguien responde por mí y dice “es fotógrafa”, “directora de publicidad o cine” o incluso “filmmaker”, me siento muy poco representada por estas categorías. Siento que va mucho más allá. Quizás sí me identifico como “directora creativa”.

Nunca tuve tecnicismo, para mí la cámara es un recurso para contar una historia, un contexto, una situación. Me gusta crear universos, expresar mundos a través de mi ojo. Y creo que así empezó todo, tratando de volcar estas imágenes que se aparecían en mi cabeza a través de una cámara, un guión, una foto. Lo que hay detrás siempre es una historia, por más chiquita o grande que sea.
¿Y sentís que esta inspiración te viene en diferentes momentos o hay que salir a buscarla?
Muchas veces me viene en momentos insólitos. Hace poco filmé una campaña en Londres donde llegué con las ideas muy poco bajadas y siempre confío en tres cosas:
- En primer lugar, el proceso previo. Cuando uno se prepara, se abre un gran abanico de oportunidades(¡por algo existen los storyboards!)
- En segundo lugar, sé que cuando ya estoy con la cámara, es tanta la voluntad y el compromiso que le voy a poner a ese momento, con esas personas que me contrataron, que confío mucho en que la inspiración va a nacerme.
- Y hay una tercera parte que surge después, cuando empiezo a armar el rompecabezas de ese material que creé. “¿Cómo lo edito?”, “¿Qué música le puedo poner?”
Te diría que todos mis trabajos están hechos así. Voy, confiando en que ese día del rodaje voy a poder generar todo el material que necesito, filmo, junto la mayor cantidad de escenas posibles y después creo.
También me pasa que de repente vi algo que me gustó en una película y noto una especie de excitación interna que empieza a generarse, donde pienso: ”podría ser hacer algo así”. O me voy a dormir y se me ocurre algo, incluso hasta el día previo a filmar y lo anoto rápido. Pero en general, la inspiración me va naciendo por el material filmado.
¿Cómo fue tu relación con esa sensibilidad que tenés para contar historias a lo largo de tu vida?
¿Viste cuando te decía esto de que no me puedo encasillar en ningún lugar? Creo que hay una chispa en mí, esto del hacer, de llevar a cabo, que siempre me llevó a lugares muy mágicos.
No sé, mis papás se ríen porque una vez se me metió la idea en la cabeza ya está, realmente está todo perdido.
Además de eso, no sé si por suerte o circunstancia, pero desarrollé el ojo. Puedo identificar ciertas situaciones, un vínculo, algún gesto… Entonces, creo que el hacer se me unió al estético y ahí fue donde mi manera de comunicar se vio a través de los videos. Pero podría haber sido a través de la actuación, dirigir obras o dedicarme a la escritura.
Por eso cuando me preguntan “¿qué cámara me compro?”, me cuesta mucho dar una respuesta. De hecho, me fui a Madrid a estudiar Dirección de Fotografía porque sentía que no tenía los tecnicismos justos para denominarme directora de publicidad o de cine. Pensaba que tenía que saber un poco más de cámara y cómo filmar, y la realidad es que mi chispa es esto del hacer.
Con mucho tiempo y mucha honra desarrollé poder decir: “no tengo que saber escribir perfecto, filmar perfecto, saber sacar fotos. Me apoyaré en gente alrededor que me ayude a hacer esas cosas de la mejor manera, ni siquiera perfecta”. Y así fue que empecé a armar mi equipo de audiovisual, o cuando escribo algo pasa por mi hermano y delego en coloristas cosas que sé que lo pueden hacer mejor que yo.
Está buenísimo esto que decís y siento que requiere mucha humildad poder admitirlo, ¿no? Es un ejercicio clave poder matar nuestro ego, porque a veces uno quiere estar en control de todo.
Claro, total. A veces también tengo una disyuntiva muy grande con la parte de editar. Mucha gente me dice que tengo que tercerizar pero en el montaje hay una parte mía, que se sienta con el material y crea algo totalmente nuevo. Entonces, a veces convivo entre esos proyectos que ameritan que lo subcontratar a otra persona y aquellos donde lo quiero hacer yo.
No te voy a mentir que por más que disfrute mucho hacer esto, como todo proceso creativo, también requiere ponerle el cuerpo y el tiempo que implica un esfuerzo.
Mientras hablabas me preguntaba: ¿cómo hará para no perder la pasión por lo que hace cuando eso que hace se convierte en su trabajo? Hoy en día que ya podés vivir de esto que tanto te gusta, ¿seguís filmando proyectos personales?
Sí y a veces ni siquiera me sale planeado. La semana pasada de hecho me pasó que me asomé desde mi ático de Madrid que tiene una ventana muy especial, y dije: ”no sé cuánto tiempo voy a estar viviendo acá y hay una imagen de este lugar que tiene que ser filmada”. Y ni siquiera lo pensé, le mandé un mensaje a los chicos que trabajan con Stef (Roitman) y les dije: “che, ¿filmamos?”. Hay algo espontáneo que dejo que salga. Por suerte mis proyectos no se parecen mucho entre sí. Hay algo de un día estar filmando en un lugar y las otras semanas en otro. Cambia mucho según las marcas con las que filmo.
Ojo, hay momentos en los que me piden filmar muchas campañas en un mismo lugar y eso me desafía, trato de generar algo distinto, buscar el vuelo en otro lado. También hay trabajos que me atraen menos pero entiendo que los necesito también, como cualquier persona que se levanta a trabajar.

Tengo la suerte de hacerlo en lugares hermosos y no recuerdo ningún rodaje en el que no haya sentido que el tiempo vuela. Nunca estoy mirando la hora a ver cuánto falta, eso para mí es uno de los parámetros de poder hacer esto.
Cada tanto trato de meter un proyecto propio o crear alguna producción de fotos para encontrar el equilibrio entre lo laboral y lo personal. Pero incluso con estos últimos soy consciente que generan luego otros trabajo.
Rochi, te quería preguntar algo que vengo pensando mucho desde que empecé a hacer más sesiones de fotos. Siento que una gran parte de mi trabajo no tiene tanto que ver con lo técnico, sino con el vínculo que se genera con la persona: cómo la hago sentir, si hay confianza, si hay conexión… eso cambia completamente el resultado.
Lo veo mucho también en tus cortos, una complicidad muy presente y es una línea que atraviesa todo tu trabajo. Pienso que eso no se puede fingir, se nota cuando hay disfrute real entre quien dirige y quien está delante de cámara.
Entonces, lo que me pregunto es: ¿cómo vivís vos el vínculo con la persona a la que filmás o fotografiás, y cuánto sentís que eso influye en el resultado final?
Yo creo que hay algo de esta de esta chispa que gracias a Dios y al universo, me sale de manera espontánea, no tanto con el artista que está enfrente de la cámara, sino también con la gente que está trabajando ahí. De manera involuntaria genero que todos se sientan cómodos. Me ha pasado en los últimos años que la gente después de trabajar conmigo, se acerca y me expresa cuánto lo disfrutó.
Creo que está relacionado a que dejo un poco que fluya. Y también imagino que el artista, la estilista o quien sea que esté ve la energía con la que la hago y un poco se contagia. La semana pasada me pasó de acercarme a una artista para decirle: “Sé que te estás muriendo de frío y está lloviendo, pero te juro que la luz refleja lindísima” y me dicen, “dale, ¡vamos!”
Hay algo que se genera desde la ingenuidad también con la que lo planteo. Me ha pasado en proyectos grandes donde yo fui con muchos nervios, preguntándome qué estoy haciendo o por qué me eligieron a mí si hay un montón de personas que lo pueden hacer mejor. Y a veces me quedo con que justamente pasa porque hay algo agradable que creo que se genera entre la gente con la que trabajo.
¿Y qué querías ser vos cuando cuando eras chica? ¿Siempre te viste haciendo esto o fue algo que pasó de forma más inesperada?
No, no me imaginaba haciendo esto y todavía siento que me voy a sorprender con lo que venga… No siento que profesionalmente “ya llegué” ni que tengo súper en claro a dónde quiero ir, puede dar un giro. Siento que me puedo sorprender y estoy abierta a que pasen cosas rara
¿Tenés algún sueño en particular?
Me gustaría alguna vez hacer ficción. Si bien siento que muchas de las cosas que hago son mini-ficciones, hay veces que veo algo en Netflix y digo: “yo lo podría haber filmado”. Me gustaría que en algún momento suceda y creo que estoy a la altura de hacerlo.

Si una historia dirigida por mí o escrita por mí la ven más de cincuenta o cien personas y les gusta, los mantiene enganchados, sería hermoso.
Siempre quise actuar también. Cuando era chica me encantaba, la interpretación estaba muy metida adentro mío, me imaginaba dando un show para miles y miles de personas y siento que mi trabajo de hoy está un poco ligado a eso, solo que más tamizado. Si bien no estoy dando un show, muchas veces estoy detrás de proyectos que llegan a varias personas y de alguna forma me expongo.
Claro, aún así hay un reconocimiento del afuera sobre algo de vos, de tu vulnerabilidad.
Sí y creo que hay algo del reconocimiento que me influye y lo entiendo, me parece válido también. Es lindo tener un feedback de la gente. Si hago un video, me importa que yo cuando se lo muestro a alguien no le resulte aburrido, que se enganche.
Cuando escribo una historia, la estoy poniendo en papel porque ya he disfrutado contarla verbalmente. Mis experiencias y recuerdos me gusta interpretarlos, compartirlos y contarlos hasta en una conversación cotidiana. Entonces le doy un marco a esa misma conversación que puedo tener con alguien a través de la creación de una imagen.
Pero hay algo mío desde muy chiquita vinculado a exponer, que creo que se fue desarrollando de esta manera.
Cuando estás bloqueada o te cuesta encontrar inspiración, ¿qué hacés? ¿en dónde la buscás?
Uf, qué difícil. En realidad, la verdad es que no la salgo a buscar. Le pongo voluntad. ¿Sabes por qué? Porque me pasa que si no estoy inspirada, lo dejo, me voy a otra cosa, y sé que el volver a retomarlo me va a costar muchísimo. De hecho, a mí me re sirve que me pongan fechas límite de entrega y a veces me las pongo yo misma con mis proyectos personales. Trato de ser responsable en eso.
Y volver a desafiarme al otro día o al otro, pero es un trabajo interno sentarme y seguir probando. Obviamente que busco busco referencias y me nutro de ellas. Hay veces que me gusta la manera de mostrar los títulos de una película o estoy mirando una serie y me queda en el radar algo que me gustó, pero realmente cuando me siento medio “pinchada”, es eso, es ponerle voluntad y alentarme a terminarlo.
Sos una gran consumidora de cine así que se me hace inevitable preguntarte: ¿qué película no me dirías que no me puedo perder?
Generalmente conecto mucho con películas que me hubiera gustado filmar por la historia que cuentan o por la imagen. Esas son las que generalmente me encantan. Muchas tienen a Greta Gerwig como directora, mucho antes de lo que ella es hoy. Desde Lady Bird hasta Francés. De ella, casi te diría que cualquiera.
Otra película que me gustó mucho es Call Me by Your Name, por la música, la fotografía, el guión, la historia y esa conversación final entre el protagonista y el padre. Le tengo un cariño muy especial.
Hace poco también vi Blondi, dirigida por Dolores Fonzi y me emocionó mucho. Estéticamente fue de esas que dije: “me hubiera gustado dirigirla”. Hay una escena muy puntual en donde ella va a despedir a su hijo que se va a vivir a Barcelona y muestran lo difícil que se le hace. Y cuando me siento identificada, cuando me provocan algo a mí que me cuesta llorar, la verdad, tienen mucho valor para mí. Por eso me encanta cuando a alguien le gusta algo que escribo o que filmé, porque cuando a mí me pasa eso, que tocan alguna fibra, para mí ya es importante.
Por eso no es necesario ni la mejor técnica, ni el mejor guión, ni que tengas el mejor ojo, ni la mejor historia, Para mi es sólo el hacer. Si lo llevás a cabo ya cobra vida por el simple hecho de que lo estás haciendo, y probablemente eso llegue a la gente. El movimiento al menos genera otro movimiento en otra persona, tiene vida.
La verdad es lo que más me atrae en casi todas las personas, no es solo el que filma, sino el que te das cuenta que se mueve. Eso para mí es lo más inspirador también.
Todos tus trabajos cuentan una historia. ¿Cuál es la clave para contar una buena?
Casi siempre intento que haya un concepto detrás de lo que estoy contando. Más allá de que después durante el guión y el texto desvaríe en los ejemplos y en las situaciones que estoy mostrando, haya algo que quiero comunicar de eso.

Por ejemplo, el de Stefi era “instrucciones para activar la curiosidad” y eran todas imágenes de ella disfrutando pero lo que me quería quedar era con ese ser curioso que va y camina a esa ciudad.
A veces no lo tengo muy claro entonces intento ponerme a pensar cuáles son las cosas que a mí me llaman la atención. Por ejemplo, un nuevo corto en el que estoy trabajando hay algo de las ventanas, de observar al otro que a mí me interpela eso, soy muy observadora.
Estoy sentada y presto atención a la mesa de al lado o cuando estoy en la ciudad me encanta ver las ventanas, los balcones, pensar en la persona que está viviendo ahí. Tengo algo de esas historias que suceden alrededor tuyo y trato de llevar eso a cabo en cada film. Entonces el concepto eje central es “qué hay detrás de una ventana” y trato de que me permita navegar durante toda la pieza, para poder lograr una conclusión. Intento siempre darle un cierre a lo más básico que yo quería contar.
Y la última Ro, ¿qué consejo te hubieras dado cuando estabas arrancando?
A veces me pasa hasta hoy de cuestionarme y todo el tiempo está ese “tire y afloje” entre: “¿Qué hago?”/“¿Publico esto que es súper comercial o no?”/ “¿Soy un perfil súper artista?” Y hasta me pregunto si tengo que buscarme un gestor o asesor.
Tengo mis dudas, un montón, sobre para dónde quiero ir. Pero después me doy cuenta que casi todo el mundo las tiene. Y por eso, si miro para atrás, creo que no haría nada distinto.
Si le tengo que recomendar algo a alguien es esto del hacer, que es lo que más puertas me abrió. Tener confianza, no esperar al escenario ideal de tener el mejor reel ni la mejor foto, sino tocar puertas y escribirle a la gente con la que quieras trabajar.
Creo que es importante también plantarse un poco. Quizás era tal la seguridad y el nivel de confianza con la que yo le mandaba un mensaje a alguien que admiraba o con quien me interesaba trabajar. Porque tocar una puerta implica un esfuerzo y una valentía y no todo el mundo lo hace. Entonces cuando se hace, hay una fuerza, que tiene un precio muy alto para mí. Lo más lindo que hice fue haberle mandado mensajes a gente que me dio la posibilidad de hacer ciertos trabajos que me permitieron escalar y hoy vivir de lo que hago.
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